No me digáis que en un sábado por la tarde tan frío como el que tenemos hoy no apetece meterse en la cocina, encender el horno y cocinar un delicioso bizcocho que deje ése olor tan característico a dulce flotando por toda la casa...
La historia es que mi madre debió de volverse loca estas pasadas Navidades comprando nueces porque de repente el otro día apareció en un mueble de la cocina una enorme bolsa de nueces peladas sin abrir. Sus palabras fueron "Amandita, a ver si haces algo con estas nueces" y dicho y hecho, me puse a buscar entre mis libros una receta de alguna tarta o bizcocho con nueces.
Encontré ésta que es muy fácil y rápida de hacer y que tiene unos ingredientes que perfectamente podemos tener por casa (revisad los muebles, seguro que hay nueces en alguna parte).
2oo gr. de harina
1 cucharada de levadura en polvo
170 gr. de mantequilla reblandecida (no tenía, así que lo cambié por aceite de oliva)
150 gr. azúcar moreno
3 huevos batidos
1 cucharadita de extracto de vainilla
80 gr. de nueces peladas y troceadas
miel
Precalentamos el horno a 160º.
Engrasamos un molde con un poco de mantequilla.
Tamizamos la harina y la levadura en polvo en un cuenco grande y agregamos la mantequilla, el azúcar, los huevos y el extracto de vainilla.
Lo batimos todo bien hasta que no queden grumos y añadimos las nueces troceadas. Mezclamos.
Vertemos la mezcla en el molde. Horneamos entre 40 y 45 minutos o hasta que el bizcocho suba y esté firme y dorado.
Al sacar del horno, dejamos que se enfríe unos 10 minutos y desmoldamos.
Mientras está caliente lo regamos con miel y esperamos que se enfríe para servir.
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