Bueno bueno, como con la otra entrada me echasteis la bronca del siglo hoy os traigo una receta súper light que espero os animéis a hacer. Es verdad que lleva bechamel, pero podéis no ponerla y gratinar sólo con queso bajo en grasa.
Estuve tiempo un poco reticente en hacer este plato porque nunca había probado los puerros cocidos. Siempre los utilizó para sofreír como si fuera cebolla y no estaba segura de si su sabor me gustaría pero...¡¡resulta que quedan riquísimos!!.
1 lata grande de tomate triturado natural
1 cebolla grande
1 pimiento verde
sal
azúcar
pimienta negra
1 manojo de puerros
salsa bechamel
queso para gratinar
aceite de oliva
Lo primero es hacer el sofrito de tomate y para ello, en una sartén con un poco de aceite sofreímos la cebolla y el pimiento verde. Cuando estén blanditos, añadimos el tomate triturado, un poco de sal, pimienta negra y azúcar al gusto para rectificar la acidez.
Dejamos cocer nuestro tomate unos 15 minutos a fuego medio.
Por otra parte, ponemos a hervir agua en una olla.
Limpiamos bien los puerros. Yo lo hago de la siguiente manera: primero les quito el "culo" y después con un cuchillo les hago un corte y les quito la primera capa de piel. Después los lavo bien con agua por si quedara algún resto de tierra y listo.
Cuando el agua rompa a hervir, introducimos nuestros puerros y los hervimos nada, 3 minutos. Transcurrido el tiempo, los sacamos con cuidado para que no se deshagan y los dejamos escurrir en papel absorvente.
En una bandeja para el horno, vertemos nuestra salsa casera de tomate y encima disponemos los puerros tal y como se ve en la segunda foto.
Hacemos nuestra bechamel (o no), la vertemos por encima de nuestros puerros y terminamos cubriendo con queso.
Cocinamos en el horno precalentado a 180º grados hasta que la salsa de tomate esté bien calentita y el queso se haya gratinado.
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